Hoy abordamos la invención de la brujería satánica, reparando en un hecho del que pocas personas interesadas en el tema son conscientes. Parece ser que al principio nadie creía en la brujeria satanica, pero pronto comenzaría la «Caza de Brujas».
Brujería Satánica
Un día de verano de 1438, un joven de la orilla norte del lago Lemán compareció ante un inquisidor eclesiástico local. Tuvo que confesar:
Cinco años antes, su padre le había obligado a unirse a una secta de brujas satánicas.
Llegó volando en un pequeño caballo negro en mitad de la noche y se unió a más de 100 personas reunidas en el prado. Allí también había un demonio con forma de gato negro. Las brujas se arrodillaron ante él, lo adoraron y le besaron las nalgas.
El padre del joven ya había sido ejecutado por brujo y, probablemente, sólo intentaba asegurarse un castigo menor confesando voluntariamente lo que los inquisidores querían oír.
La Edad Media (500-1500 d.C.) fue famosa por su crueldad despiadada y su piedad desesperada. La gente creía en magia, monstruos y hadas de todo tipo. Sin embargo, la idea de una brujería satánica organizada no tomó forma hasta el siglo XV.
Como estudiantes de histora sobre de la brujería medieval, nos resulta fascinante el modo en que las autoridades eclesiásticas y estatales conspiraron para desarrollar, explotar y promover este nuevo concepto de brujería satánica.
Actitudes ante la Brujería Satánica
La creencia popular en la existencia de brujas, o personas malvadas que utilizaban magia dañina, existía en Europa desde antes de los griegos y los romanos. Sin embargo, en la primera mitad de la Edad Media, a las autoridades no les preocupaba demasiado.
Comprender las noticias en lugar de consumirlas
Un documento eclesiástico de principios del siglo X declara que «la brujería satánica y la hechicería» pueden ser reales, pero que los grupos de brujas que vuelan por la noche con demonios son un engaño.
Las cosas empezaron a cambiar en los siglos XII y XIII. Irónicamente, esto se debió a que la élite educada de Europa se volvió más sofisticada.
En esa época se crearon universidades en Europa Occidental y los eruditos comenzaron a estudiar textos antiguos y literatura islámica. Algunos de ellos mostraban complejos sistemas de brujería satánica, como el aprovechamiento de poderes astrales o la invocación de espíritus poderosos. Estas ideas se convirtieron, poco a poco, en una influencia intelectual.
La gente corriente, que más tarde sería acusada de brujería satánica, no realizaba los elaborados rituales descritos en los libros.
- Recogían hierbas.
- Preparaban pociones.
- Y lanzaban breves conjuros.
Como habían hecho durante generaciones. Sus razones para hacerlo variaban, y podían ser perjudicar a personas que les desagradaban, pero en muchos casos lo hacían para curar o proteger a otros.
En tiempos en que la medicina estaba subdesarrollada, este tipo de magia era muy importante.
Las autoridades cristianas tachaban esa magia de superstición vacía. Más tarde, sin embargo, empezaron a tomarse la magia más en serio. Creían que los hechizos sencillos eran invocaciones al diablo y que quienes los realizaban estaban adorando al diablo en secreto.
Invención de la Brujería Satánica
En la década de 1430, un pequeño grupo de escritores compuesto por magistrados eclesiásticos, teólogos, magistrados laicos e historiadores de Europa central comenzó a describir horribles reuniones de brujas que:
- Practicaban brujería satánica.
- Adoraban a demonios.
- Celebraban orgías.
- Comían bebés asesinados.
- Y realizaban otros actos abominables.
No se sabe si estos autores se conocían entre sí, pero todos describen al mismo grupo de brujas que supuestamente operaba en la región de los Alpes Occidentales.
Esta invención pudo surgir por razones puramente prácticas: los inquisidores de la Iglesia y algunos tribunales seculares, que venían actuando contra los herejes religiosos desde el siglo XIII, pretendían ampliar su jurisdicción.
Quizá les pareció conveniente perseguir delitos nuevos y especialmente horrendos al amparo de la brujería satánica y sembrar –con ello– la histeria colectiva.
Ante la traducción de varios libros de la época, sorprende la preocupación de los autores por que sus lectores no les creyeran.
- A un escritor le preocupaba que sus historias fueran «menospreciadas» por quienes «se creen más listos».
- A otro le preocupaba que los «simplones» no estuvieran dispuestos a creer que el «sexo débil» hubiera participado en actos tan horribles como los descritos en las «sesiones» de brujería satánica.
Las pruebas demuestran que vender la historia de la brujería satánica fue difícil. A mucha gente le seguía preocupando la magia dañina, como que las brujas causaran enfermedades o destruyeran las cosechas. Les preocupaban menos las reuniones clandestinas demoníacas.
En 1486, el clérigo Heinrich Kramer publicó el texto más difundido sobre brujería satánica organizada en la Edad Media, Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas). Sin embargo, muchos no le creyeron. Cuando intentó iniciar una caza de brujas en Innsbruck (Austria), el obispo local le expulsó e incluso le acusó de senilidad.
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La «Caza de Brujas»
Por desgracia, el miedo a la brujería demoníaca fue en aumento, y los siglos XV y XVI comprendían una época ideal para que esta nueva idea arraigara.
Europa se recuperaba de crisis como la peste, las guerras y los cismas eclesiásticos provocados por dos o tres papas rivales; a partir de la década de 1450, la imprenta facilitó la difusión de las nuevas ideas. La Reforma había comenzado incluso antes de la Reforma protestante. Los reformadores llamaron «hombre del saco» al malvado complot para corromper el cristianismo y pidieron una renovación espiritual.
Con el tiempo, muchas personas acabaron adoptando esta nueva idea. Las autoridades eclesiásticas y estatales les dijeron que era una realidad.
Sin embargo, mucha gente seguía confiando en las brujas locales y en su brujería para curarse y protegerse.
La historia de la brujería es muy sombría: entre 1400 y 1700, las autoridades de Europa Occidental ejecutaron a unas 50.000 personas, en su mayoría mujeres, por brujería.
Las peores cazas de brujas se cobraron a veces cientos de víctimas a la vez. La mayor caza de brujas de la América colonial tuvo lugar en Salem, donde murieron 20 personas, pero fue modesta en comparación con lo ocurrido en otras ciudades.
Salem, en 1692, marcó el fin de la caza de brujas en Nueva Inglaterra. Pronto se impuso el escepticismo en Europa. Hay que recordar, sin embargo, que al principio las autoridades tuvieron grandes dificultades para convencer a la gente de que esta expresión de maldad era auténtica.